Toluca,
Estado de México.- Todas las ciudades cuentan con lugares emblemáticos que
muestran sus bellezas arquitectónicas y para la capital del Estado de México,
uno de ellos son Los Portales, ubicados en el Centro Histórico de la Ciudad,
espacio que reúne diversos comercios, tradición y ofrece una agradable caminata
por sus alrededores.
Este sitio
cumple, este 6 de febrero, 189 años del inicio de su construcción, lo cual
representa para la entidad una fecha importante ya que con ellos se da identidad
a la ciudad de Toluca.
Para
conocer más sobre la historia de Los Portales, Gerardo Novo Valencia, cronista
municipal de Toluca, compartió datos interesantes en torno a su construcción,
la cual se ubica en lo que era parte del Convento Franciscano en el centro de
esta capital.
“Los
Portales de Toluca son una obra emblemática desde el punto de vista
arquitectónico, de reunión social, desde el punto de mira del comercio y hasta
de cuestiones climáticas”, comentó Gerardo Novo.
Su origen
obedece a una inquietud, pues en el año 1827 se vislumbraba la posibilidad de
que Toluca fuera elevada a la categoría de ciudad capital de estado y fue
cuando vino la disputa entre los grupos políticos que en aquellos tiempos eran
las logias masónicas.
En aquellos
años, Texcoco y Toluca querían la capital así que los dos grupos importantes se
disputaban el que una u otra ciudad fuera la sede de los supremos poderes del
estado, en el momento en que así ocurriera.
“Uno de los
principales promotores de esta obra fue José María González Arratia, benefactor
de Toluca, y quien, con una gran visión, pensó que, cuando Toluca fuera la
capital del estado, requeriría de edificios importantes porque Toluca había
sido una antigua villa que no tenía el decoro, arquitectónicamente hablando, y
poder alojar a los supremos poderes”, agregó.
En aquel
tiempo la capital era San Agustín de las Cuevas, que actualmente es la Alcaldía
de Tlalpan, por lo que vendrían muchos burócratas del gobierno estatal y Toluca
no tenía vivienda para tantos trabajadores.
“González
Arratia pensó entonces en una obra digna de una capital de estado y que también
desarrollara el comercio, además de adquirir cierta jerarquía como otras
ciudades capitales y darles vivienda a estos servidores públicos y fue así que
esta obra cumplió con todos esos requisitos.
“Después de
haber convencido a los franciscanos de ceder esas tres partes importantes del
convento, José María González Arratia enfrentó el segundo reto que fue
convencer a los capitalistas, a los ricos de aquella época, para acometer la
construcción de la obra y convoca a los hacendados, comerciantes, agricultores,
ganaderos, para que fueran asumiendo la construcción, de acuerdo con sus
recursos y posibilidades”, compartió el cronista municipal.
Para 1836
ya se habían terminado dos portales, el Francisco I. Madero, con 44 arcos, y el
20 de noviembre, con 37 arcos. En 1870 vino el tercer portal que es el Reforma
con 39 arcos y que, a decir de Gerardo Novo, son de los más largos que hay en
la República mexicana. Esta obra en total cuenta con 120 arcos.
La capital
mexiquense es un lugar digno de visitarse ya que cuenta con “alacenas”, en
donde se promueven los dulces de leche típicos de la ciudad.
Asimismo,
se encuentra la famosa tortería La Vaquita Negra, que también ofrece chorizos
artesanales, así como los famosos “moscos”, licor frutal cuya base es un
destilado de caña de azúcar y naranja, en la tienda “La Miniatura”, negocio que
cuenta con más de 80 años de vida.

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