Toluca, Estado de México.- En medio de una polvareda, las manos
    de artesanas y artesanos dan forma a utensilios prehispánicos que aún
    prevalecen en las cocinas mexicanas; se trata de los molcajetes que son
    elaborados mediante al tallado de piedra volcánica.
 
El molcajete es prácticamente un mortero de piedra con tres patas cortas,
    acompañado de un tejolote, pieza que ayuda a moler gracias a la fricción,
    principalmente se utiliza para machacar especies o ingredientes. El
    beneficio de este utensilio en la gastronomía es que se obtiene un sabor
    mineral producido por la piedra volcánica.
 
La magia inicia desde la extracción de la piedra volcánica, posteriormente
    es llevada a los talleres para ser seleccionada, con cincel y mazo, donde
    maestras y maestros del arte popular empiezan a labrar las piedras, con
    técnicas que se han resguardado por generaciones, quienes han invertido
    varias horas al día para la producción de los molcajetes.
     
San Andrés Cuexcontitlán, en Toluca, y San Pedro de los Metates, en
    Acambay, son las comunidades donde existe la mayor parte de talladores de
    molcajete, una tradición y oficio que le da identidad al Estado de México.
 
Los precios varían a partir de 200 pesos, todo depende del tamaño, tipo de
    labrado y figuras, entre los molcajetes están los más tradicionales,
    grandes con cabeza de algún animal y separadores para poner una variedad de
    artesanías.
 
Las maestras y maestros del arte popular mexiquense han sabido conservar en
    sus artesanías los rasgos propios de sus cosmovisiones, como un legado
    cultural. Por ello el Instituto de Investigación y Fomento de las
    Artesanías del Estado De México (IIFAEM), invita a consumir productos
    hechos por manos mexiquenses a través de sus tiendas Casart.
 
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