Por Gloria Isabela Robles Corona
Se acerca el periodo de elecciones a nivel nacional, periodo marcado ya no únicamente por la propaganda, sino también por una ola de violencia en todo el país y un hartazgo hacia la clase política sin precedentes. Más allá de la postura de los distintos medios de comunicación, desde los tradicionales como la televisión o la radio hasta los nuevos portales de noticias en internet ¿en qué dirección apunta la opinión pública respecto a este tema?
La
encuestadora Massive Caller ha dado a conocer el resultado de su Análisis de
proyecciones para la conformación del próximo Senado de la República el pasado
1 de febrero del año en curso. Si bien el tema de mayor interés son las
elecciones presidenciales, estos datos otorgan un panorama general del clima
electoral que determinará la realidad política mexicana.
Las
opciones están categorizadas por coaliciones: Por México al Frente, conformado
por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolución Democrática (PRD) y
Movimiento Ciudadano; Juntos Haremos Historia, conformado por el Partido
Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), el Partido Encuentro Social (PES) y
el Partido del Trabajo (PT); Todos por México, conformado por el Partido
Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM)
y Nueva Alianza. Así mismo figura la opción “Independiente”, que llama la
atención por no generar números relevantes.
En
retrospectiva, la educación electoral en nuestro país resulta decadente, pues
vemos nuestro derecho al voto más como una obligación tediosa con nula
influencia en los resultados. De igual manera, el voto se ha tornado en una
decisión basada en hábitos y no en el análisis crítico de la información,
votamos por figuras diseñadas en relación a sus contrincantes en lugar de votar
por propuestas coherentes, congruentes y, sobretodo, consecuentes con las
necesidades de cada entidad, las cuales se sintetizan en tres: seguridad,
economía y educación, así como la tendencia a votar por partidos y figuras
clave y a partir de ello elegir representantes en el Senado y las diputaciones
en lugar de conocer quiénes están ocupando esos lugares políticamente
fundamentales. Es este contexto el que vuelve importante, en primer lugar, el
conocimiento de este tipo de encuestas y, en segundo lugar, el análisis de los
datos que estas arrojan.
Tomando
en cuenta lo anterior, la participación electoral podría dar otra vuelta de
tuerca si se considera lo que la opinión pública manifiesta en encuestas de
este tipo.
Entrando
en materia; los datos de las encuestas realizadas por Massive Caller señalan
que la coalición encabezada por Ricardo Anaya tiene preferencia en la segunda
circunscripción electoral, conformada por Aguascalientes, Coahuila, Nuevo León,
Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas. Por otro lado, la coalición
dirigida por Andrés Manuel López Obrador predomina en la tercera, conformada
por Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, y la
cuarta circunscripción electoral, compuesta por Ciudad de México, Guerrero,
Morelos, Puebla y Tlaxcala. Y por último, la coalición por la que compite José
Antonio Meade va al frente en la quinta circunscripción electoral en la que se
encuentran Colima, Hidalgo, Estado de México y Michoacán.
En
resumen, si hoy fueran las elecciones; la coalición Juntos Haremos Historia
alcanzaría una votación efectiva del 35.16%.
Empero,
el número que merece más atención de analistas y expertos en materia electoral
es el 25.25% que no sabe cuál será el sentido de su voto. Y es que este
porcentaje (aparentemente bajo) es el que determina la realidad política. Ya en
las elecciones a gobernador del Estado de México se hacía eco en redes sociales
sobre las repercusiones de anular el voto. El resultado lo conocemos todos;
contrario a lo que el clima de opinión señalaba, Alfredo del Mazo quedó 2.78%
arriba de Delfina Gómez.
Luego
entonces ¿qué tan probable es que los resultados de las próximas elecciones se
parezcan a los de estas encuestas con ese porcentaje en duda?
Las
proyecciones están hechas. Es deber de los ciudadanos mexicanos ejercer su
derecho al voto y determinar la dirección que tomará el país los próximos seis
años.















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