La
marchista mexiquense Érika Jazmín Morales Cruz, pionera en la prueba de 50
kilómetros de caminata, ya tiene nuevos planes y metas, donde sin duda el
objetivo será asistir a competencias internacionales como los próximos Juegos
Olímpicos en Tokio 2020.
Desde
los 11 años de edad fue muy inquieta y siempre le llamó la atención el deporte;
con el apoyo de sus padres decidió incursionar en el karate, disciplina en la
que pudo asistir a tres olimpiadas nacionales, competencias juveniles y donde
permaneció por casi 15 años.
Bióloga
de profesión, con diplomado en rehabilitación física y maestría en Fisioterapia
Deportiva, al iniciar su vida laboral en la Comisión Nacional de Cultura Física
y Deporte (CONADE) como fisiatra con los equipos de Hockey, Atletismo con
salto, Taekwondo y Marcha, encontró su vocación en la caminata, por invitación
del experimentado entrenador Pedro Aroche Montero.
Avecindada
en Nezahualcóyotl, Érika Morales compartió que al principio no fue sencillo
dedicarse a la caminata ya que requiere de mucha técnica y entrenamiento; sin
embargo, contar con la Maestría en Fisioterapia ha sido un complemento en su
carrera deportiva y la clave para abrirse camino en los 50 kilómetros del
Atletismo.
“La
marcha es una disciplina que implica demasiada técnica y como tenía muchas
fallas técnicas, tenía que pensar en cómo resolver ciertos problemas y me ayudó
mucho tener esos estudios, porque yo podía leer y comprender porque no podía de
lleno hacer la técnica de Marcha, porque neurológicamente mi cerebro no estaba
preparado para eso; en los 20 kilómetros siempre me descalificaban y llegó un
momento en el que me frustré demasiado y quería dejar la marcha”.
Érika
Morales explicó que más que ser un referente en la extenuante prueba de los 50
kilómetros de marcha femenil, se encuentra comprometida con su trabajo, con
ella misma y en responder al apoyo que ha recibido por parte del Estado de
México.
“Agradecerle
al Estado de México, porque siempre, siempre me ha apoyado, la asociación
siempre me ha apoyado y yo siempre me he sentido muy agradecida con el Estado
de México”, comentó.
En
febrero de 2018 en el Memorial Jerzy Hausleber, en Monterrey, ya con más
experiencia y preparación, la mexiquense compitió por segunda ocasión
cronometrando 4.32:53, a diferencia del año anterior, donde hizo cinco horas
dos minutos, logrando así bajar casi media hora a su tiempo.
“Es
un proceso, ahorita quiero enfocarme a bajar ese tiempo, porque si quiero ir a
pruebas internacionales tengo que bajar a fuerza de las 4 horas 30; la campeona
del mundo tiene 4 horas 6, entonces es una gran brecha, una gran diferencia y
si yo quiero aspirar a algo más, tengo que entrenar y seguir bajando el tiempo”.
Con
el respaldo de su equipo y el apoyo de la entidad mexiquense, la marchista
buscará prepararse para su siguiente compromiso que será el Campeonato abierto
de Estados Unidos en Nueva York, el próximo 21 de octubre, evento en el que se
espera ya tener listo el tiempo, para lo cual seguirá entrenando en el Desierto
de Los Leones, el Volcán Xinantécatl, el Centro Ceremonial Otomí y en el Centro
Nacional de Alto Rendimiento.
“El
siguiente año, se va a hacer el Mundial de Atletismo, va a ser es en Doha,
Catar, y necesito tener una marca desde este año; así que iremos a Nueva York
en octubre, para tener un colchón en febrero del siguiente y asistir a ese
mundial es lo que yo quiero para el siguiente año”, añadió.
En
cuanto a trabajar junto al experimentado entrenador Pedro Aroche, quien ha formado
a glorias de la caminata como Carlos Mercenario y Noé Hernández, la mexiquense
dijo que es muy exigente y que tiene un gran compromiso de ser su aprendiz por
la trayectoria que posee.
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