Ciudad
de México.
Para
la arquitectura mexicana, Mathias Goeritz fue “un baño de libertad”, como
atinadamente fue calificado en los años 50 el pintor, escultor, poeta y
arquitecto polaco al provocar una revolución que transformó mentalmente a
estudiantes y arquitectos de México, quienes despertaron a la “arquitectura
emocional”, así acuñada por Goeritz al privilegiar la emoción por encima de la
funcionalidad en los espacios arquitectónicos, lo cual rompió con el lenguaje
funcionalista de ese tiempo.
Ciertamente,
aunque Goeritz era un artista y no un teórico, el estupendo bagaje cultural que
poseía de Europa y de las diversas corrientes artísticas como el dadaísmo,
desconocida en México, cambiaron la expresión del arte que se producía en
nuestro país hasta entonces, explica el doctor en Arquitectura Guillermo Diaz
Arellano, profesor e investigador en el área de Urbanismo Internacional de la
División de Ciencias y Artes para el Diseño en la UAM-Azcapotzalco, quien a
partir de su tesis doctoral, denominada “Arte público como equipamiento
urbano”, decidió rendir un homenaje al que fuera su maestro y amigo.
“Viví
en carne propia como estudiante de la Universidad Iberoamericana la revolución
que produjo la educación visual de Mathias Goeritz en la Escuela de Arquitectura
de Guadalajara y el impacto que tuvo en lo que se hacía hasta entonces”, señala
el docente de la UAM por más de 43 años, quien recuerda que oír hablar a
Goeritz era fascinante y sus clases de educación visual fueron irrepetibles.
“Nos
propusimos recuperar sus aportaciones pues hoy por hoy es tan relevante la
energía planteada por la educación visual al arte y escultura de los espacios
públicos, que no queremos perderla", resaltando, asimismo, que la
principal función de la arquitectura es la emoción: "las paredes no tienen
que correr paralelas una a otra ni los techos ser paralelos al piso, sino subir
y bajar en busca de desatar la emoción, incluso o a costa de romper con el
lenguaje funcionalista de la arquitectura. Quizá ese es el mensaje más fuerte:
si no hay emoción, no hay arquitectura, sino mera obra de ingeniería”.
Entrevistado
en el Centro Cultural Casa del Tiempo de la UAM, como parte de los
presentadores de obras para la Quinta Edición de la Feria del Libro y Festival
Cultural Librofest Metropolitano, Díaz Arellano recordó cómo la influencia de
Goeritz transformó la obra de destacados arquitectos mexicanos como Pedro
Ramírez Vázquez, Teodoro González de León, Ricardo Legorreta, Luis Barragán y
Sebastián, entre otros.
“Yo
me atrevo a decir que Luis Barragán obtuvo en 1980 el Premio Pritzker,
considerado el máximo galardón de la Arquitectura, por la influencia que dejó
Goeritz en su obra y a la fecha sigue siendo el único arquitecto mexicano
reconocido con la afamada presea", destaca el autor.
La
coautora del libro recién editado “Mathias Goeritz. Educación visual y obra”,
Elizabeth Espinosa Dorantes, experta en Urbanismo y profesora e investigadora
del Departamento de Evaluación para el Diseño en el Tiempo, en el Área de
Arquitectura y Urbanismo Internacional de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, hizo énfasis en que las propuestas
artísticas de la primera mitad del siglo XX fueron clave en la consolidación
del arte de vanguardia.
Su
impulso al denominado “arte nuevo” promovió un lenguaje artístico menos rígido
que llevó, en los años 30 y 40 del Siglo pasado, al surgimiento de experiencias
significativas, conformando una nueva visión del arte, lo cual generó
experiencias con un enfoque integral de la realidad. A esta forma de percibir
se le denomina “educación a través del arte” y la pretensión es acercar a los
individuos al lenguaje de las disciplinas artísticas, incluyendo el diseño
urbano y arquitectónico, abordado desde un enfoque multidisciplinario.
Por
tanto, una de las aportaciones del libro fue identificar las tendencias
artísticas más influyentes en la formación artística de Mathias Goeritz, para
con base en estas referencias, enmarcar su formación, el análisis de obras que
ejemplifiquen sus conceptos de escultura transitable, escultura habitable,
espacio emocional sensitivo y espacio espiritual-práctico. Explicó que también
se consideraron sus propuestas sobre espacio público y arte en el diseño urbano
para, finalmente, documentar la presencia e influencia de Mathias Goeritz en
las obras de artistas y arquitectos mexicanos.
Lo
más representativo de Mathias Goeritz se puede apreciar en obras como las
emblemáticas “Torres de Satélite” creadas junto con Luis Barragán, además de
que proyectó el edificio que alberga al “Museo Experimental El Eco”, como una
escultura penetrable, u otras esculturas como la “Corona del Pedregal” en el
Espacio Escultórico de la Ciudad Universitaria de la UNAM, el “Pájaro de fuego”
en Guadalajara, “Las Torres” en la FES Aragón, “El Coco” en colaboración con
Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León, así como también concibió la
idea para la creación del espacio escultórico monumental “La Ruta de la
Amistad” inaugurada para celebrar los Juegos Olímpicos deportivos y culturales
en 1968.
“Mathias
Goeritz. Educación visual y obra” será presentado por sus autores el 31 de mayo
a las 13:45 horas en el foro 3 de la Plaza Roja de la Unidad Azcapotzalco de la
UAM, en San Pablo Xalpa 180, en el marco de la actividades del Librofest
Metropolitano 2018, la feria del libro más importante de la zona norte de la
Ciudad de México abierta a todo el público y de acceso gratuito, entre muchas
otras actividades musicales, artísticas, culturales y académicas.
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