JUSTICIA SOCIAL ¿EXISTE?

Por Rocío Alejandra Ayala Pimentel

En México, hablar de Justicia Social, es un albur. Y no es por lo soez que resulte pensar en albures, sino por el escenario que media en las curules, donde precisamente hablar de justicia social debiera ser el eje rector en el ejercicio de las funciones de nuestros representantes. Donde diputados locales y federales, han mostrado desde hace algunos sexenios, que el entreguismo federal es la línea a seguir del imperialismo y ésta, se cumple al pie de la letra.
Migrantes e inmigrantes van y vienen desde que México es un país más en la lista de los conquistados y oprimidos. Se considera que al menos hay 12 millones de mexicanos en EU, de los cuales el 62% se encuentra en ciudades santuario.
Sin embargo, hipócritamente el Estado pretende colgarse el milagrito de la unidad social que hoy día parece estar tomando fuerza en nuestro México, unidad que le ha costado la vida a miles de luchadores sociales, sean estos periodistas, estudiantes, trabajadores en general, padres de familia y toda una pluralidad de ideas que se resisten a entender la marginación y la pobreza como etiqueta de clase social.
En México se habla de la igualdad y equidad de género, donde contrario a estimar el escenario real que nos acontece a las mujeres, se miran de soslayo las aterradoras cifras de feminicidios, tal el caso del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, que reveló, que el Estado de México es la entidad más violenta del país, dado que entre 2011 y 2015, se registraron 1,722 mujeres asesinadas y 4, 281 desaparecidas de 2005 a 20014. Así mismo, en el último año hubo 337 feminicidios en el territorio mexiquense.
Por si eso no fuera poco, el inicio de este prometedor 2017, ha sido catalogado como uno de los más desgastantes del sexenio actual. Mucho se habla de los precios internacionales de la gasolina y el volátil mercado de los combustibles, que el dólar, que si Trump, total que vivimos en un desgobierno total, que encuentra culpables a la vuelta de la esquina, que se fabrica chivos expiatorios a costa de la vulnerabilidad los derechos humanos de los más desprotegidos. El pan y circo de la oligarquía, tiene en el hartazgo a la sociedad que irónicamente la sostiene. Edgar Allan Poe y Horace Walpole, son letras perdidas en comparación al terror de la bitácora mexicana que día a día se escribe con sudor y sangre. Un perfil de mexicanidad que por cierto, es cada vez más colonizada en aras de la “actualidad y modernidad”. Y ni hablar del avance tecnológico que es el principal pretexto para hacer reformas punitivas a diestra y siniestra. Modernidad y tecnología le nombran los servidores públicos incompetentes, que se encargan del cabal desmantelamiento de empresas paraestatales y servicios, como es el caso puntual de Servicios de Transportes Eléctricos, donde a manos de la SEMOVI, la fechoría tiene nombre: Ciudad Eléctrica le llaman. No debemos olvidar que hasta 2013, la CDMX fue reconocida por promover vehículos eléctricos como el Trolebús y hoy día, se ha priorizado la compra de vehículos de combustión interna y para lograr el cometido, la incompetencia de las autoridades han llegado al grado que lejos de atender los problemas de infraestructura que aquejan a la empresa, se han dedicado a construir una guerra sucia, que en el intento de mover al Secretario General, se perjudica en primer plano a los trabajadores de la Alianza de Tranviarios de México y se vulnera la estabilidad de la empresa y además, se violenta el derechos de los ciudadanos, a tener un transporte digno, sustentable y ecológico ya que el trolebús, es un transporte moderno y de primer mundo.
Como para hablar de lo que realmente es la justicia social, es el caso en voga, donde el expresidente Felipe Calderón es considerado persona no grata en Cuba, simple, no más. Porque da tristeza que desde la trinchera que representa la lucha por la defensoría de los derechos humanos, la lucha social de quienes se resisten a aceptar la corrupción y las tragedias políticas como el pan de cada día; el exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (CIDH), Emilio Álvarez Icaza, se perfile con un proyecto seudo independiente con miras a participar en el proceso electoral del 2018.
Con la arenga, ¡ahora o nunca! A través de diversas organizaciones sociales, artistas, actores y agrupaciones ciudadanas, se convocó al lanzamiento de “Esto empieza a cambiar #Ahoraonunca” como un llamado para la organización y participación de la sociedad civil rumbo a la elección de 2018.
Da tristeza que, un actor político que conoce de cerca los estragos que emanan de la guerra sucia y el descrédito, lanzara en redes sociales, un video que divulgó en su cuenta de twitter (EmilioAlvarezI), donde se afirma que “el pacto de impunidad tiene su propio código” y se lanza la propuesta de que “esto tiene que cambiar”, pero además, maneja una candidez que disloca la razón al presentarse como la blanca paloma que no es, por el simple hecho de jugar el mismo juego y en el mismo terreno de quienes exhibe. AHORA, Álvarez Icaza, en su planteamiento político, debería ser el promotor de justicia social por la experiencia que le ha proveído su puesto anterior inmediato; sin embargo, sucede todo lo contrario, usando un discurso rancio, deja manifiesto que la justicia social, no existe.

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