Tal
y como fue anunciado en el foro por un transporte alternativo, eficiente y amigable,
que se llevó a cabo el pasado 13 de junio en las instalaciones de la Asamblea
Legislativa de la CDMX, el cual fue convocado por el Secretario General de la
Alianza de Tranviarios de México (ATM) en coordinación con el Diputado Fernando
Zárate; el trolebús RIDDER E de manufactura mexicana por DINA, llegó a las
instalaciones de Servicios de Transportes Eléctricos (STE) en San Andrés
Tetepilco para realizar pruebas de manejo y viabilidad en los corredores
denominados ‘cero emisiones’ de la ciudad.
Se
prevé que el gobierno de la ciudad sustituya entre 70 y 80 unidades eléctricas
que presentan fallas constantes, de las 180 que conforman la flota del Servicio
de Transportes Eléctricos.
Luego
de quince días de estancia en STE, algunos trabajadores muestran su
preocupación ya que aseguran que el año pasado también llegaron a la ciudad,
trolebuses de prueba y “a la mera hora no compraron nada” y las unidades se
fueron para Guadalajara.
Es
importante señalar que hoy día, el trolebús en la ciudad de México, es el único
transporte cero emisiones contaminantes, sin embargo, no ha sido considerado
como prioridad para el Secretario de Movilidad, Héctor Serrano; ni para el
director de Servicios de Transportes eléctricos (STE), Eduardo Venadero;
quienes han mostrado preferencia por autobuses a baterías para “modernizar” el
transporte en la ciudad. Tampoco olvidemos que en meses pasados, el Jefe de
Gobierno de la ciudad, solicitó al gobierno federal un préstamo para invertir y
mejorar el transporte público.
Desde
luego no han tomado en cuenta que comprar un trolebús cuesta 550 mil dólares,
ofrece una durabilidad de 40 años con un buen mantenimiento y la ciudad ya
cuenta con la infraestructura para modernizar el trolebús e incluso poner en
funcionamiento las líneas que han desaparecido por falta de unidades. En tanto
los autobuses a baterías apenas pueden ofrecer una durabilidad de 8 años y seis
para las baterías, no hay refacciones en México, por ser de origen asiático
(chinos), no existe una empresa que se dedique al reciclado de baterías cuando
éstas terminen con su vida útil y además, cada unidad tiene un costo estimado
de 990 mil dólares más 650 mil dólares para la unidad de baterías que requiere
cada autobús, dando un total de 1 millón 640 mil dólares.
La
pregunta obligada es ¿realmente las autoridades capitalinas buscan modernizar
el transporte o se trata de un fraude anunciado?
Publicar un comentario